Una docente de educación primaria, describe su experiencia en el aula de
primer año donde pudo observar que había niñas que siempre participaban, además
leían y escribían con mayor facilidad, sin embargo, también había niñas que no
lograban leer o escribir correctamente.
Por otro lado, identificó a niños que les costaba mucho trabajo
aprenderse las letras o las sílabas, pero también había otros que se sabían las
sílabas y palabras a la perfección y su expresión era fluida.
Las niñas y los niños que aprendían con dificultad generalmente
estaban solos en casa, no tenían alguien que las orientara, faltaban
constantemente a sus clases y sus padres o tutores rara vez asistían a
una junta.
En cambio los niños y las niñas que aprendían fácil y rápido, eran niños
cuyos familiares estaban siempre al pendiente , preguntaban a los profesores
qué actividades trabajar en vacaciones, qué debilidades tenían sus hijos y cómo
fortalecer estos aspectos para que los niños mejoraran su desempeño en
clase.
Esta experiencia es una muestra de que independientemente de que las
niñas fisiológicamente estén diseñadas para desarrollar mejor sus habilidades
lingüísticas, la falta de interés que se pone en el apoyo de la educación en
los primeros años de estudio, la falta de estímulos y comprensión por parte de
su entorno, provoca que no desarrollen óptimamente estas habilidades, lo que
afecta el resultado académico y su desarrollo verbal, sin importar el género.
Aunque existe una diferencia de lenguaje entre los niños y las
niñas, esto no significa que un varón no pueda desarrollar sus habilidades
lingüísticas óptimamente. Tal vez los niños tarden más pero no por eso hay que
presionarlos, juzgarlos o compararlos constantemente con las niñas.
Al no comprender su proceso de aprendizaje se crea un ambiente hostil,
de frustración en el que el niño siente que no puede y se rinde. “Mantener que
el hombre y la mujer son los mismos en actitudes, habilidades o conductas es
construir una sociedad basada en la mentira biológica y científica” (Moir
& Jessel, 1989, p.5).
Entonces, esta preocupación sobre las diferencias lingüísticas entre los
niños y las niñas se debe cambiar por una ocupación, estimulando a ambos
géneros correctamente con: imágenes, audiolibros, juegos interactivos,
conversación constante desde temprana edad y acuerdos donde se estimule el
desarrollo de vocabulario.
La educación no se imparte solo en la escuela, también en casa. Y
la falta de colaboración entre estos dos ámbitos, podría ser una razón de peso
para las diferencias verbales entre niños y niñas, independientemente de las
fisiológicas.
Escrito por: July
Referencias
Calvo Charro, M. (2007). Niñas y niños, hombres y mujeres:
Iguales pero diferentes. Cerebro, hormonas y aprendizaje. España:
almuraza.
Moir, A., & Jessel, D. (1989). Brain sex: The real difference between men and
women. Londres:
Michael Joseph.
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